miércoles, 22 de julio de 2009

UNA LLUVIA DE VENENO

Hace seis meses, el Gobierno nacional anunció la creación de una Comisión Nacional de Investigación que tendría a su cargo la evaluación sanitaria y el impacto ambiental que estaría generando el uso del herbicida glifosato utilizado en los cultivos de soja. La comisión depende del Ministerio de Salud y esta integrada, además, por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, la Secretaría de Agricultura de la Nación, el INTI y el INTA. ¿Los resultados de la evaluación?, bien gracias…

Con las elecciones perdidas, la suerte de la ex Ministra de Salud, Graciela Ocaña, estaba echada. Algunos "opinólogos" enfocaron la causa de su deceso político en el manejo de la crisis sanitaria producida por la “panicdemia” de gripe porcina dejando de lado una cuestión probablemente mucho más irritante (que se suma al obstáculo que representaba para los gordos de la CGT en su afán por más y más efectivo público para las cajas de sus “obras sociales”) : Ocaña estaba investigando desde mediados de enero los efectos del herbicida glifosato utilizado con la soja transgénica, principal cultivo de La Argentina. Seguramente la oportunidad de desenmascarar los efectos nocivos del agrotóxico patentado por la Monsanto bajo el nombre comercial de RoundUp sólo pudo darse catalizada por el rumbo que siguió el llamado “conflicto con el campo”. [1]

En realidad, la investigación debió ser más que sencilla porque la documentación es profusa en ese sentido: el glifosato es verdaderamente un asesino serial. Sin embargo todavía esperamos los resultados de la comisión investigadora creada en enero a través del decreto 21/09 de la presidente Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner. El “voto no positivo” del vicepresidente Julio Cobos le hizo perder a la investigación a cargo de Ocaña las ínfulas iniciales y el trabajo silencioso del secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, y del ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao colocaron el trabajo de la comisión en vía muerta. [2].

El 7 de mayo los referentes de la Campaña Paren de Fumigar, motorizada por el Grupo de Reflexión, Rural presentaron su informe “Pueblos Fumigados” que contiene el resultado de cuatro años de investigaciones sobre los impactos causados por el uso de agrotóxicos, en las principales provincias sojeras de La Argentina, país sobre el que se derraman anualmente 200 millones de litros del veneno creado por la Monsanto (nos referimos al glifosato, claro está) como parte del proceso de siembra directa de las semillas transgénicas del tipo RR, principalmente la soja. [3]

Como si fuera poco material el recopilado por el GRR, el 13 de Abril, el periodista Darío Aranda del diario Página 12, por medio de una nota titulada “El tóxico de los campos” sacó a la luz un informe del Dr. Andrés Carrasco, investigador del Laboratorio Embriología Molecular dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, que demuestra que el glifosato produce malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas, aun en dosis muy inferiores a las utilizadas en agricultura.

La metodología científica empleada por el Dr. Carrasco en su investigación es ampliamente aceptada por la comunidad científica pero, sin embargo, la reacción de la “patria sojera” no se hizo esperar y salió “con los tapones de punta” como se suele decir en el argot futbolístico. Amenazas anónimas, campañas de desprestigio mediáticas y presiones de todo tipo llovieron sobre Carrasco como el RoundUp sobre nuestros degradados campos. Los señores de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) ubicaron a Carrasco como parte de “un conjunto de irresponsables”; Hugo Biolcatti (Presidente de la Sociedad Rural Argentina) aseguró que “no hay daño alguno con el glifosato” y el reconocido lobbysta de las corporaciones de los agronegocios y director del Clarín Rural, Héctor Huergo, se refirió de manera despectiva al informe calificándolo como “un supuesto estudio científico”.

Por su parte, la “Cámara de la Industria de Fertilizantes y Agroquímicos” por medio de dos matones y dos letrados intentaron “apretar” al investigador y emitió un desinteresado comunicado, en conjunto con la “Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes”, según el cual el glifosato se “utiliza con éxito en todo el mundo”. Sin embargo, lo más irritante fue la reacción del propio Ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, que hizo lo indecible para “ningunear” al Dr. Carrasco y relativizar los resultados de su investigación.

Una simple búsqueda en la base de datos PubMed de la U.S. National Library of Medicine y la National Institutes of Health permite encontrar cientos de informes referidos a la toxicidad del glifosato. ¿Cómo es que el Sr. Barañao los desconoce? En su carácter, no ya de funcionario comprometido con el desarrollo científico, sino de ex-investigador, debería saber de la existencia de estos estudios pero, para mal de todos, poderoso caballero es Don Dinero y pareciera más tranquilizador mejor mirar para otro lado. Como hacen tantos, al fin y al cabo.

Pocos días después, también tomó estado público un informe de Gilles-Eric Seralini, especialista en Biología Molecular, Profesor de la Universidad de Caen de Francia y director del Comité de Investigación e Información sobre Ingeniería Genética donde se confirma una vez más los efectos letales del glifosato en células humanas de embriones, placenta y cordón umbilical y se alerta, además, sobre las consecuencias sanitarias y ambientales del uso del herbicida. [4]

Alguno de los innumerables estudios son citados en nuestra nota “El Mundo según Monsanto” en este mismo blog [5]. Entre ellos vale la pena repasar el del investigador del Centro Nacional de Desarrollo Científico de Francia, Dr. Robert Bellé, cuyos resultados demostraron que la exposición al RoundUp está asociada con varios tipos de cáncer o desórdenes reproductivos y de desarrollo porque su principal componente activo, el glifosato, produce “inestabilidad genética” y “cambios en la regulación del ciclo celular” [6].

Rápida de reflejos, la Asociación de Abogados Ambientalistas presentó un recurso de amparo ante la Corte Suprema de Justicia para que prohíba el uso del glifosato. En el país de la cajoneada “Ley de Bosques” y la vetada “Ley de Glaciares” es poco probable que el poder judicial se anime a tomar el toro por las astas y frene el desaguisado ambiental de los monocultivos transgénicos que, como lo llamó el propio Dr. Carrasco, desde el punto de vista ecotoxicológico son un verdadero “experimento masivo”. Mientras la justicia se toma todo su tiempo en expedirse y darnos amparo, los patriarcas sojeros seguirán derramando sobre más de 18 millones de hectáreas una inmisericorde lluvia de veneno…

Notas
[1] pllradio.blogspot.com/2008/04/jorge-eduardo-rulli-el-conflicto.html
[2] pllradio.blogspot.com/2007/11/flor-de-lino.html
[3] www.grr.org.ar/trabajos/Pueblos_Fumigados__GRR_.pdf
[4] www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19105591
[5] pllradio.blogspot.com/2008/04/el-mundo-segn-monsanto.html
[6] www.mindfully.org/Pesticide/2002/Roundup-Cell-Division-DysfunctionMar02.htm

M.S.

Programa del 16 de julio de 2009

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