martes, 31 de marzo de 2009

EL PODER SÓLO HACE CHARATA

Hace dos años, frente a la aparición de unos 126 casos de dengue a lo largo de 11 provincias del país, el por entonces ministro de Salud, Ginés González García, se reunía en la ciudad de Formosa con los titulares de las carteras sanitarias de Chaco, Misiones, Jujuy, Salta, Corrientes y Formosa para analizar el cuadro de situación generado ante la propagación del dengue en el norte del país. Al término de esa reunión, Ginés afirmó que "vamos a trabajar con los ministros de varias provincias como lo hacemos todos los años para controlar el dengue " y aseguró que nuestro país estaba "bien preparado" para controlar la enfermedad.

En nuestro programa del 8 de marzo de 2007 poníamos al aire una nota titulada “La muerte tiene traje a rayas” donde te contábamos la verdad sobre la epidemia de dengue. Por ese entonces la Red Solidaria propuso formar un Centro de Información con instituciones del Estado y con organizaciones comunitarias para desarrollar una "estrategia común" contra el dengue. Según la organización "el mosquito Aedes aegypti se encontraría ya en 17 provincias argentinas y habría 115 casos confirmados además de 400 pacientes en estudio". ¿Sospechaba la Red Solidaria que el gobierno ocultaba algo al pedir un "centro de información"? Todo hace pensar que sí. Asimismo, por esas horas, mientras el gobierno de Paraguay lanzaba un desesperado llamamiento internacional de ayuda ante la imposibilidad de contener la epidemia, nuestras autoridades sanitarias se llenaban la boca hablando de “situación controlada”. Ayer como hoy, nos siguen mintiendo y jugando con nuestras vidas…

Se nos suele contar que la versión mortal del dengue es la forma hemorrágica, sin embargo durante la epidemia paraguaya varios muertos por dengue no presentaban síntomas de la versión hemorrágica pero registraron complicaciones desconocidas hasta ese momento tales como la inflamación del cerebro, el pulmón o el hígado, que producen un fallo interno general que provoca la pérdida de fuerza del riego sanguíneo que finalmente deriva en el fallecimiento de la persona. Minimizar el problema fue (y es) otra de las formas del engaño.

En nuestra nota de hace dos años destacábamos que el cambio climático es causa de muerte prematura en millones de personas de los países subdesarrollados toda vez que el calentamiento global es el responsable del importante incremento de los casos de malaria y dengue. También alertábamos de que la pandemia del dengue está fuera de control y que, de ninguna manera, La Argentina estaba a salvo. Cometemos los mismos pecados ambientales e, inevitablemente, transitamos el mismo infierno: en los últimos años más de cien países han sufrido brotes de dengue, más de 50 millones de son los infectados y las muertes se cuentan por decenas de miles.

A medida que el calentamiento avanza se potencia la efectividad de los vectores al afectar su multiplicación, su maduración y período de peligrosidad; por otra parte, antiguas zoonosis de animales huéspedes han invadido a la población humana y, de esta manera, las enfermedades tropicales penetran en zonas que antes eran frías o templadas. El dengue, como otras afecciones re emergentes (fiebre amarilla, difteria, paludismo), reaparecen ligadas a los fenómenos de deforestación. Ya estamos hartos de repetirlo: la deforestación adquiere en La Argentina la categoría de catástrofe ambiental. Sequías, plagas, aludes, tornados, inundaciones y epidemias son todas caras del mismo cubo de la devastación.

En nuestro resumen de noticias del 5 de marzo te contábamos de las tres muertes (dos personas mayores de 60 años y una nena de 9) producidas por dengue hemorrágico en el Hospital Juan Domingo Perón de la ciudad de Tartagal y de los miles de casos que la prensa oculta. Hoy, peleando la batalla por sus propios intereses, los grandes medios descubren (tarde) la epidemia que el poder político se proponía ocultar.

Desde hace años, la Organización Mundial de la Salud, señala al norte, centro y este de La Argentina como áreas con altísimo riesgo de transmisión del virus del dengue. Los presidentes Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández (hasta ahora) se dedicaron a mirar para otro lado mientras las topadoras sojeras se llevaban todo a su paso. Los anteriores mandatarios senbraron "la semilla" del modelo agropecuario que hizo de La Argentina una "republiqueta sojera".

Con casi una decena de miles de casos y su sistema de salud colapsado, los ministros del gobernador K Jorge Milton Capitanich también aseguraban tener la “situación controlada”. Ayer nomás el Gobierno de Chaco hablaba sólo de “brote” y de algo menos de 800 casos…

En un reportaje de la agencia española EFE de principos de marzo, la Dra. Andrea Gamarnik, descubridora con su equipo de la forma en que el virus del dengue se reproduce dentro de las células y directora del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Leloir, aseguraba que "el problema es que las epidemias de dengue son explosivas” y que “una vez desencadenadas, son difíciles de controlar y las autoridades sanitarias se ven desbordadas en corto plazo". A la clase política nada le importan estas cuestiones más allá de lo que pueden complicar sus aspiraciones de vivir como parásitos de la sociedad y gerentes de los grupos económicos que están devastando este país.

A través del memorando Nº 45 del 12 de marzo, el ministro de gobierno chaqueño, el Ing. Oscar Domingo Peppo, comunicó a todas las dependencias de gobierno provinciales que “los casos de dengue que se produzcan en la provincia serán anunciados solamente por el Sr. Gobernador o por él mismo y que (se trata de todo un especialista) está a cargo del Ministro de Salud Pública provincial. El objetivo era claro: ocultar la epidemia y los muertos que el dengue ya produjo.

Eso sí, la campaña política sigue impertérrita, sin árboles y sin vergüenza: el grupo de allegados que acompañó a Peppo a Charata (y que se tuvo que refugiar en el hospital para eludir el hartazgo popular y poder huir a Resistencia) dedicó parte de su tiempo en repartir gorras blancas con la imagen de la esposa de Capitanich, ministra de salud de la provincia. Los souvenirs de la campaña electoral llevaban, además, una simpática leyenda: "Sandra Mendoza, con los ciudadanos siempre".

M. S.
Programa del 26 de marzo de 2009.

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