sábado, 8 de septiembre de 2007

ALGO HUELE A AZUFRE…

El titular de esta semana consignaba que El Gobierno instó a que Repsol YPF invierta y produzca más en el país. El subsecretario de Combustibles, Cristian Folgar, fue claro: “Lo que esperamos de cualquier concesionario de energía no es que hable en los seminarios, sino que sus empresas inviertan en Argentina”. Un poco más de doble discurso o, mejor dicho, discurso para la tribuna. La realidad es que el gobierno le permite a Repsol que no realice las inversiones de protección ambiental.

A mediados del 2001, el gobierno de la Alianza, a través de su Secretario de Energía, Alejandro Sruoga, emitió una resolución donde se determina un calendario para las especificaciones medioambientales (y calidad del aire) que deberían cumplir todos los combustibles que se comercialicen para consumo en el Territorio Nacional. Según esa resolución (vamos a simplificar los números) la reducción del contenido de azufre en los combustibles sería la siguiente: 1500ppm (2002) 350ppm (2004), 50ppm (2006). En octubre de 2002, Duhalde prorroga un año la estrada en vigencia de esa resolución y en el 2003, a sólo, un mes de asumido, el Secretario de Energía de Kirchner, el inefable Daniel Cameron (testigo preferencial del vaciamiento de la mina de Río Turbio a manos de Sergio Taselli) emite la resolución Nº 398 que prorroga los plazos originales llevando el límite de 350ppm al 2008 y de 50ppm al 2009.

Curiosamente, en marzo del 2006, la Auditoria General de la Nación eleva un informe a otro impresentable como el ex Secretario de Ambiente, Atilio Savino, donde se indica claramente que hizo la vista gorda frente semejante atropello ambiental.

En La Argentina, las refinerías de Repsol apenas si cumplen, a veces, con el primero de los límites. El contenido de azufre en el gasoil, por ejemplo, supera usualmente las 750 ppm. En el año 1996 el límite de azufre en gasoil era de 500ppm en Europa a través de la norma EuroI. El límite de 50ppm es ya una obligación en la Comunidad Europea desde el 2000 (Euro III). A partir del 2005, la Euro IV obliga a la comercialización con menos de 10ppm cumplimiento que debe ser absoluto antes del 2011. Es decir que estamos más de una década detrás de los estándares internacionales. Las normas Euro fijan además los límites de emisión de los diferentes tipos de motores con el fin de reducir la contaminación atmosférica y el efecto invernadero. En Latinoamérica, sólo Chile, ha seguido de cerca esas directivas.

La disminución de azufre en el combustible ayuda a no sólo a reducir las emisiones de SO y SO2 (óxidos de azufre) sino que resulta clave para que los motores de última tecnología puedan cumplir con las nuevas exigencias ambientales de emisión de óxidos e nitrógeno y partículas sólidas. El azufre “envenena” los catalizadores de oxidación que reducen las emisiones de CO y NO y reduce notablemente la eficiencia de los filtros de partículas. Esta reducción es prácticamente total cuando los motores cumplen la Euro IV y emplean combustibles con menos de 10ppm de azufre. De eso estamos a años luz.

El dióxido de azufre que se produce al quemar combustibles con azufre provoca enormes dificultades en niños y adultos asmáticos. Este contaminante es altamente irritativo En cuanto a los daños al ambiente, tanto los óxidos de azufre como los de nitrógeno son los principales causantes de la lluvia ácida que degrada suelos, daña lagos y corrientes de agua y produce procesos masivos de deforestación. La acidificación de los suelos y aguas disuelve metales pesados que son altamente tóxicos

No es la primera vez, que la Secretaría de Energía de la Nación, responsabilidad del Ingeniero Daniel Cameron, concede privilegios a determinadas petroleras sin ningún justificativo razonable. Cameron tiene, como funcionario, la obligación de monitorear la evolución de las inversiones que Repsol debería estar haciendo para cumplir inclusive con los plazos prorrogados y no lo está haciendo. De lo contrario sabría que Repsol no ha gastado ni un centavo en cumplir estos objetivos ambientales. Estamos hablando de más de 500 millones de dólares que el Ejecutivo le permite ahorrarse a la Repsol consagrando una nueva moratoria de hecho. Una montaña de dinero que se suma a la que las petroleras hacen a expensas del enorme contrabando que el Ejecutivo no ve. Una nueva vergüenza con olor a azufre…
M.S.
Programa del 19 de abril de 2007

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