domingo, 9 de septiembre de 2007

A FUEGO LENTO: LA CUENTA REGRESIVA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Del 6 al 17 de noviembre, representantes de 189 países se reunieron en Nairobi, capital de Kenia, con el objetivo de establecer un calendario de acciones posteriores a las establecidas en el Protocolo de Kyoto, el plan de la ONU para reducir el calentamiento climático que se extiende hasta 2012. El Protocolo de Kyoto obliga a 35 países industrializados a recortar las emisiones un cinco por ciento por debajo de los niveles de 1990.

Diversos gases provenientes de la actividad industrial y particularmente el dióxido de carbono, se acumulan en la atmósfera y tienen la capacidad de retener la energía solar. Este efecto, llamado de invernadero, ha producido un aumento de casi un grado centígrado en la temperatura promedio de la Tierra en el último siglo.

Durante la fase final de la Conferencia sobre Cambio Climático, que se celebró en Nairobi, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, confirmó la existencia de una evidencia científica alarmante de que nos acercamos a un punto de no retorno.

Un voluminoso estudio del ex economista jefe del Banco Mundial, Nicholas Stern, titulado "La economía del cambio climático" advierte que el cambio climático podría producir una caída de la actividad económica superior a las depresiones asociadas con las guerras mundiales o la crisis de 1929. También señala que el recalentamiento global podría desplazar a más de 100 millones de personas y causar la extinción de 40 por ciento de las especies animales.

La concentración del dióxido de carbono atmosférico pasó de 290 ppm a 380 ppm en el último siglo. Otros 100 ppm podrían aumentar las temperaturas mundiales en un promedio de entre dos y cinco grados más. Esos 2 grados desencadenarían una catástrofe de proporciones. Según un informe de la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático demuestra que las emisiones de los llamados gases invernadero continuaron creciendo entre 2000 y 2004. En el sector del transporte, por ejemplo, las emisiones crecieron casi un 24% por ciento entre 1990 y 2004. La organización no gubernamental alemana Germanwatch publicó que el 2005 fue el año con más emisiones de CO2 de toda la historia.

A pesar de que los principales emisores son las potencias industriales, el cambio climático azota más fuertemente a los países en vías de desarrollo. América Latina contribuye con sólo el 4% de las emisiones globales de “gases invernadero” pero las consecuencias ya se están pagando. La sequía de 2005 en la cuenca amazónica probablemente fue la peor desde que se guardan registros. En algunas zonas, el nivel del Amazonas fue el más bajo de los últimos 60 años. En muchas partes del territorio africano los incrementos de temperatura serán el doble que la media global, lo que dará lugar a sequías catastróficas. El casquete polar tiene grietas tan grandes como el territorio del Reino Unido a causa del efecto invernadero. Groenlandia se derrite cada vez más rápido (en dos años, la tasa de deshielo ha aumentado el 250%).

Lo que dijimos hace tres años se confirma hoy: los efectos del calentamiento global en los océanos se acercan ya al peor de los cálculos científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, con aumento del nivel del mar, huracanes devastadores y pérdida de los corales. El nivel del mar sube tres centímetros por década y en el último siglo creció 20 cm. No hay dudas: alcanzamos una temperatura que es la más elevada desde hace 12.000 años.

La actividad humana está desencadenando cambios en los océanos sin precedentes en varios millones de años. Una publicación de la Academia Americana de las Ciencias revela que 1.700 especies de plantas, animales e insectos se han desplazado hacia el norte al ritmo de 6,5 kilómetros cada 10 años, en la segunda mitad del siglo XX. Si el recalentamiento global alcanza dos grados Celsius más, la Tierra se volverá un planeta diferente al que conocemos ahora. Más de un tercio del planeta será un desierto inhabitable.

Mientras la cuenta regresiva continúa, los líderes del mundo siguen mirando hacia el costado. Nos esperan sequías, inundaciones, tempestades y la subida del nivel del mar. En muchos sentidos estamos entre la espada y la pared. Sólo la ilusión consumista nos impide ver la catástrofe que tenemos frente a nuestras narices. Al menos sintamos un poquitín de vergüenza por ser parte de una especie que viola a la Madre Tierra en un patético festín…

M.S.
Programa del 23 de noviembre de 2006

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