domingo, 9 de septiembre de 2007

¿BIOCOMBUSTIBLES O BIOFRAUDE?

El viernes pasado, el presidente Néstor Kirchner firmó el decreto reglamentario de la ley 26.093 que promueve la producción de los llamados biocombustibles. La ley establece el corte obligatorio de naftas y gasoils con un 5% de biocombustibles, para el año 2010. El Ministro de Planificación, Julio de Vido, abrió el acto reseñando los objetivos de esta ley y remarcó que la ley apunta fundamentalmente a incorporar estos combustibles renovables, de base agrícola, al mercado interno de nafta y gasoil. Ay ministro!!!, seguramente será para el mercado interno.... De Vido también señaló que estos biocombustibles no pagarán impuestos directos y que las inversiones contarán con la posibilidad de la devolución anticipada del IVA y la amortización acelerada (como la industria minera, ooops!). Remarcó que se apunta al desarrollo de las PYMES (Repsol, por ejemplo), y que los beneficiarios de la ley son primordialmente los productores agropecuarios. Qué duda cabe…

Los biocombustibles que se plantea adoptar son el biodiesel (obtenido de plantas oleaginosas) y el etanol (que se obtiene de la fermentación de la celulosa contenida en los vegetales). Según las zonas, los cultivos a emplear para este fin son la soja (cuando no), el maíz, la colza, el maní, el girasol, la palma aceitera, la caña de azúcar, el álamo y el eucalipto.

La soja, principal candidata para la producción de biodiesel a gran escala, se ha constituido en la principal causa de deforestación en la Amazonia brasileña y el Chaco argentino paraguayo y boliviano. La palma aceitera es también la principal causa de deforestación en Indonesia y está impactando en bosques de muchos otros países de África, Asia y América Latina.
Ya se están comenzando a desarrollar tecnologías para convertir la madera en etanol (con el uso de organismos genéticamente modificados), por lo que la industria de los biocombustibles impulsará una expansión aún mayor de los monocultivos de árboles de rápido crecimiento, tanto en áreas boscosas –aumentando así la deforestación– como sobre suelos de pradera. En notas anteriores, explicamos el efecto devastador sobre las fuentes de agua de este tipo de monocultivos donde un solo árbol consume entre 100 y 200 litros de agua por día.

Uno de los argumentos en favor de los biocombustibles es el de que contribuiría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero la cuenta hay que hacerla completa. Tanto la deforestación como el cambio en el uso de suelos de pradera implican la liberación del carbono allí almacenado. A ello se agregan las emisiones resultantes del cultivo, procesamiento y transporte de los propios biocombustibles, realizados en gran medida en base a petróleo y otros elementos que emiten gases de efecto invernadero: la producción de la maquinaria utilizada, el combustible empleado para su funcionamiento, la producción y uso de fertilizantes químicos y de agrotóxicos, los camiones y barcos para el transporte a destino, etc. Es decir, que el balance neto de carbono en las áreas destinadas a la producción de biocombustibles puede ser hasta negativo, aumentando así la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que es precisamente lo que se pretendía evitar con este cambio.

En definitiva, el uso de los biocombustibles no sólo no soluciona el problema del cambio climático, sino que a la vez significa el agravamiento de otros problemas igualmente serios. Cálculos realistas demuestran que la producción de biocombustibles a partir de este tipo de cultivos gasta más energía (en forma de combustibles fósiles) que la que proporciona. Centenas de millones de hectáreas de tierras fértiles se concentrarán bajo el poder de grandes transnacionales y pasarán, de producir alimentos, a producir combustibles, en un mundo donde el hambre y la desnutrición son ya problemas gravísimos. ¿Cuánto tardaremos en descubrir que la matriz energética global no cierra?

Durante el acto que presentó la nueva ley de promoción de biocombustibles el presidente Kirchner remarcó la trascendencia del acto, "que coloca a nuestro país en sintonía con los intereses del mundo globalizado". Tanta sinceridad se agradece pero aterroriza... Para saciar su adicción al petróleo, el Primer Mundo cambia vino por cerveza. Los llamados biocombustibles son una verdadera biotrampa, una grave amenaza disfrazada de verde…

M.S.
Programa del 15 de febrero de 2007

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