La demanda mundial de pulpa de celulosa blanqueada en el mercado crecerá de 45 millones de toneladas en 2005 a 74 millones de toneladas en 2020. Para sostener el mercado de papel en el mundo, hasta el año 2020 será necesario construir al año dos plantas similares a la que la empresa Botnia pretende instalar en el Uruguay. Para esto hacen falta además árboles y, en este punto, se descubren las verdaderas intenciones de nuestros gobiernos. En otras palabras la Tabarizaciòn es cuestión de tiempo.
El 5 de mayo de este año, en el corsódromo de Gualeguaychú, un presidente Kirchner (exultante y todavía no cacheteado por la Corte de La Haya, el Banco Mundial y Don Tabaré) decía: “hemos venido a Gualeguaychú a comprometernos con el desarrollo sostenible para consolidar una política de crecimiento con equidad, que incorpore con fuerza la dimensión ambiental a las acciones de todos los niveles de Gobierno; hemos venido a Gualeguaychú a comprometernos a elevar los estándares actuales de cuidado de nuestro medio ambiente para que permanezca sano y saludable“
¿Alguien recuerda alguna medida ambiental en este sentido?
La Argentina tiene hoy una monumental deuda ambiental. La docena de plantas de celulosa hoy existentes en la Argentina son terriblemente contaminantes. Las devastadoras inundaciones en Santa Fe, Salta y el Chaco son el resultado de la inexistencia del bosque que fue arrasado por las topadoras. Perdemos bosques nativos como nunca antes en la historia. El avance de la frontera agropecuaria es la causa principal de la deforestación. Al boom de la soja se han ido sumando otros monocultivos transgénicos. Argentina pierde más de 300.000 hectáreas de bosques cada año.
La agresión sobre los bosques nativos también viene por el lado de la industria de la celulosa. Argentina produce por año aproximadamente 750.000 toneladas de celulosa y 1,5 millones de toneladas de papel. En lo que se refiere a papeles, hubo importantes crecimientos en el consumo durante la década del ‘90. Por lo que el país que había sustituido casi el total de las importaciones en el pasado, se transformó en un importador neto en valores cercanos al 40% del consumo total. Es decir que a la presión mundial se le suma la local.
La ley de inversiones para bosques cultivados, la Nº 25080, promulgada en enero de 1999 establece incentivos por parte del Estado Nacional para especies exóticas. El hecho de que el Estado hiciera la vista gorda a los proyectos uruguayos no es casual. Ellos nos ganaron de mano, nada más. El proyecto de las pasteras es regional y Gualeguaychú es un cayo.
El 5 de mayo de este año, en el corsódromo de Gualeguaychú, un presidente Kirchner (exultante y todavía no cacheteado por la Corte de La Haya, el Banco Mundial y Don Tabaré) decía: “hemos venido a Gualeguaychú a comprometernos con el desarrollo sostenible para consolidar una política de crecimiento con equidad, que incorpore con fuerza la dimensión ambiental a las acciones de todos los niveles de Gobierno; hemos venido a Gualeguaychú a comprometernos a elevar los estándares actuales de cuidado de nuestro medio ambiente para que permanezca sano y saludable“
¿Alguien recuerda alguna medida ambiental en este sentido?
La Argentina tiene hoy una monumental deuda ambiental. La docena de plantas de celulosa hoy existentes en la Argentina son terriblemente contaminantes. Las devastadoras inundaciones en Santa Fe, Salta y el Chaco son el resultado de la inexistencia del bosque que fue arrasado por las topadoras. Perdemos bosques nativos como nunca antes en la historia. El avance de la frontera agropecuaria es la causa principal de la deforestación. Al boom de la soja se han ido sumando otros monocultivos transgénicos. Argentina pierde más de 300.000 hectáreas de bosques cada año.
La agresión sobre los bosques nativos también viene por el lado de la industria de la celulosa. Argentina produce por año aproximadamente 750.000 toneladas de celulosa y 1,5 millones de toneladas de papel. En lo que se refiere a papeles, hubo importantes crecimientos en el consumo durante la década del ‘90. Por lo que el país que había sustituido casi el total de las importaciones en el pasado, se transformó en un importador neto en valores cercanos al 40% del consumo total. Es decir que a la presión mundial se le suma la local.
La ley de inversiones para bosques cultivados, la Nº 25080, promulgada en enero de 1999 establece incentivos por parte del Estado Nacional para especies exóticas. El hecho de que el Estado hiciera la vista gorda a los proyectos uruguayos no es casual. Ellos nos ganaron de mano, nada más. El proyecto de las pasteras es regional y Gualeguaychú es un cayo.
Por estos días se aprobó (tortuosamente) en la Comisión de Recursos Naturales y Ambiente Humano, apoyado por el diputado Miguel Bonasso y Marta Maffei, el proyecto de ley “Presupuestos para la protección de bosques nativos” que establece las medidas básicas para una efectiva protección de nuestros bosques: detiene de manera inmediata los desmontes en la Argentina y, obliga a las provincias a realizar un Ordenamiento Territorial de los bosques nativos. Medida indispensable para tener un plan racional para su protección y aprovechamiento sustentable. Recordemos que el presidente de esta comisión es el Dip. Roberto Lix Klett, del partido Fuerza Republicana de Tucumán.
Sin embargo, son ahora los diputados del FpV, el PRO y UCR de las provincias de Corrientes, Formosa, Misiones, Chaco y Salta los que están boicoteando la ley de bosques al no dar el quórum necesario en las sesiones o tratando de modificar el espíritu del proyecto que podría proteger las últimas masas forestales nativas que quedan en la Argentina. Lo dijimos, el agua es el tema crítico: un eucalipto consume 200 litros de agua por día. Se plantan 1100 árboles/ha. Una tonelada de celulosa requiere de 50 m3 de agua. Tierra y agua.
La Argentina ya perdió el 75% de sus bosques nativos. Misiones, principal productora de árboles para celulosa, durante el período 1998-2002 tuvo una tasa anual de deforestación seis veces superior al promedio mundial. ¡La tasa argentina es 5 veces la mundial! La Argentina se encuentra en una situación crítica en cuanto a su stock de biodiversidad de los ecosistemas forestales y a su conservación de lo que le queda. Mientras tanto los políticos, bien gracias…
M.S.
Sin embargo, son ahora los diputados del FpV, el PRO y UCR de las provincias de Corrientes, Formosa, Misiones, Chaco y Salta los que están boicoteando la ley de bosques al no dar el quórum necesario en las sesiones o tratando de modificar el espíritu del proyecto que podría proteger las últimas masas forestales nativas que quedan en la Argentina. Lo dijimos, el agua es el tema crítico: un eucalipto consume 200 litros de agua por día. Se plantan 1100 árboles/ha. Una tonelada de celulosa requiere de 50 m3 de agua. Tierra y agua.
La Argentina ya perdió el 75% de sus bosques nativos. Misiones, principal productora de árboles para celulosa, durante el período 1998-2002 tuvo una tasa anual de deforestación seis veces superior al promedio mundial. ¡La tasa argentina es 5 veces la mundial! La Argentina se encuentra en una situación crítica en cuanto a su stock de biodiversidad de los ecosistemas forestales y a su conservación de lo que le queda. Mientras tanto los políticos, bien gracias…
M.S.
Programa del 30 de noviembre de 2006
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